¿Vas a demostrar que eres idiota?
- Julio Pincheira

- hace 12 minutos
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Artículo publicado en el Periódico ZONA CERO,
Constitución, 23 de noviembre de 2025. Año 15 nº 798
¿Subirías a un tren a los que más quieres sin saber adónde va ni quién lo controla?... Obvio, sería de idiota.
En la antigua Grecia, el “idiota” no era un tonto. Se le llamaba así a quien vivía encerrado en su mundo personal, sin interesarse por lo que pasaba en la ciudad, sin participar en las decisiones que afectaban a todos, incluso a él. No asistía a reuniones. Se quedaba en silencio. Con el tiempo, el término “idiota” pasó a significar ignorante, alguien sin formación, alguien que no entiende. Pero eso no fue casualidad. Quienes no participaban en la vida pública solían ser personas mantenidas en la ignorancia por los poderosos de turno. Porque un pueblo sin educación, sin información y sin voz, es un pueblo fácil de manipular ¿O no?

Y aquí estamos, siglos después, en pleno siglo XXI, enfrentando exactamente ese mismo riesgo. “Da lo mismo quien gane, si igual tengo que trabajar mañana”, “Total, todos los políticos son iguales”, “Yo ya cumplí, voté… que se arreglen los que saben”. ¿Te suena familiar? Frases como estas parecen inofensivas, incluso lógicas. Pero han sido la puerta de entrada a las peores tragedias de la historia. ¿No lo crees? Te cuento: en 1961, un soldado alemán fue juzgado por colaborar en Europa con el exterminio de millones de seres humanos como tú.
Adolf Eichmann, el militar nazi, no disparó un arma, no encendió hornos ni manipuló cámaras de gas. Su función era más simple: coordinaba trenes. Tren tras tren lleno de familias rumbo a la muerte. Cuando fue interrogado, dijo: “Yo solo cumplía órdenes”. No pensaba. No se sentía responsable. Solo hacía su trabajo. Y esa es la verdadera cara del horror: la obediencia sin pensamiento, la estupidez peligrosa, la indiferencia disfrazada de normalidad. Esa es la banalidad del mal, como la llamó la filósofa Hannah Arendt: cuando renuncias a lo más humano que posees, a eso que te vuelve libre y digno, tu capacidad de pensar, eres la personificación del Mal.
Hoy no vivimos una guerra. Afortunadamente. Pero vivimos tiempos peligrosos. Donde votar sin entender, repetir lo que dicen en TikTok, creer que todo es igual, dejarse llevar por el miedo que nos meten los medios de comunicación, o el justo hastío que nos provoca vivir en en este modelo de sociedad, donde no somos más que cifra… es como subirse a ese tren, sin saber a dónde va ni quién lo conduce. Y ese tren no llevaba solo a judíos. En los campos de exterminio murieron también pobres, ancianos, homosexuales, vecinos de judíos, monjas, niños. Murieron personas comunes, como tú o yo, gente que creyó que a ellos no les pasaría nada. ¿Dejarías que tus seres queridos tomaran un tren conducido por un nazi que solo “obedece órdenes”?

Lo que toleramos hoy construye el país que vivirán nuestros hijos. Y ya lo estamos viendo. En países como Argentina o Estados Unidos, eligieron desde la rabia o la ignorancia… y el precio ha sido altísimo: pobreza, violencia, desintegración social. ¿Puedes imaginar un país con 43,3% de pobreza entre el semestre octubre 2024 - marzo 2025? Existe: es la actual Argentina (Fuente: Equilibra, Agosto 2025). Dato que duele y nos atemoriza al venir de un país tan vecino.
Y aquí es donde entra la cultura. No como un lujo, sino como herramienta colectiva de supervivencia. El arte, el teatro, la música, la lectura, el cine, la memoria… no son adornos. Son espacios para pensar juntos, sentir en comunidad, ponernos en el lugar del otro y sobrevivir. Un pueblo con cultura es un pueblo con criterio. Uno sin cultura, es un pueblo que repite. Y lo más grave: que repite sus errores…
¿Necesitas tener estudios para pensar?
¿Necesitas títulos para opinar?
¿Necesitas pedir permiso para informarte de fuentes fidedignas?
Estamos de acuerdo: evidentemente que no. Solo voluntad, valor y decisión. Eso también es cultura: cuidar la República (palabra que viene del latín y significa cosa pública, lo que es de todos).
¿Puedes sembrar esperanza donde otros siembran miedo?
¿Puedes decir la verdad donde otros gastan millones en “fakes news”?
¿Puedes demostrar que no eres idiota?
Sí. Sí puedes.
Cada vez que decides pensar por ti mismo. Cada vez que eliges informarte y no repetir. Cada vez que levantas la mano y dices “yo no creo que sea tan así como lo pintan”. Cada vez que votas con conciencia, no por miedo ni por rabia. Porque idiota no es quien no sabe. Idiota es quien no quiere saber quién le maneja el tren… ¿De acuerdo, o vas a demostrar que eres idiota?


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