Sí, es “TEMA”. Agosto es todo un tema para los lorcalovers. 38 años tenía Federico cuando lo mataron un 18 de este mes. Era el verano del desatado odio fascista español, el del 36. Cinco exactos años antes, el 19 de agosto del 31 Lorca presentaba su obra Así que pasen cinco años. Proféticamente, un personaje decía ahí: “Dentro de cuatro o cinco años existe un pozo en el que caeremos todos”. Cinco años después los cobardes del fascismo español le disparaban por la espalda ante una zanja…“un pozo en el que caeremos todos”
Fotograma del Visual hecho para el DjSet La noche de Lorca
El asesinato de Federico sigue doliendo en el mundo de las artes y la literatura. Imagina, si esos criminales hoy asesinaran a García Lorca, matarían a un artista nacido en 1983. En pleno apogeo de su productividad ¿En qué estaría un creativo transdiciplinar así de genial, con esos espléndidos 38 años hoy día? Un artista capaz de unir vanguardias y tradiciones, de releer su cultura local con el lente audaz de la avanzada rupturista, que terminó de sepultar el siglo diecinueve durante los “locos” años 20: ¿Qué artes, qué recursos estaría usando para desplegar su creatividad inconmensurable con los actuales medios?
¿Estaría en el cine, en lo transmedia? ¿Cuáles serían los referentes de un vanguardista que habría cruzado su adolescencia en los 90 y la flor de su juventud en las últimas dos décadas? ¿Se conformaría con la literatura como nos la han enseñado hasta el siglo pasado?
Tantas preguntas como licencias a la imaginación. Es cierto, cada uno es víctima de su tiempo; Cada uno va sobre el Tiempo flotando como un velero… Y las analogías extemporáneas o distópicas son literatura (de la mala, muchas veces).
Un viaje al pasado, un viaje al futuro
Eran los temibles 80 en Chile. En su nombre nos atrevíamos a vivir solo del misterio, como nos mandataba su dibujo en un libro de complicidades literarias de aquellos años. La edición de la Antología Poética (Losada 1947), originalmente empastada en tela, pero signada por bastardas manchas del vino barato del puerto, ahora reposa en mis anaqueles: sección Relicarios o sección Ubi Sunt, da lo mismo.
Luego vinieron los años de estudios teatrales en que pude entrar más a fondo en su dramaturgia. Fui el desangelado Juan, de Yerma. (Las osadías de los profesores de teatro que uno debe asumir con hidalguía cuando es estudiante).
En un casete, pirateado como obligaba, había comenzado a descubrir su música unos años antes. Era muy mala música, como me dijo un ceñudo novel poeta (cuyo nombre lo devoró Saturno en las calles de Valparaíso). Era pop, un insulto a la seriedad que, según él, ameritaría el Flamenco tradicional. Era el disco Volando Voy, de Camarón de la Isla
La verdad es que cuando te acercas a la obra de Federico el combo viene completo: poesía, música, imágenes, pasión. Lo tomas o lo dejas. Pero Federico tiene la facultad de avasallarte y no te resistes. Caes a un caudal. Sus amores prohibidos, su alegría y ese desborde de energía abonaron la tierra de la envidia patibularia, pero también las vegas fecundas de las amistades que le sobrevivieron, gracias a las que llegaron a nosotros, regatéandoselas a la conveniente amnesia de los silenciosos cómplices de su ausencia, los fragmentos de su vida y obra, una de las más contundentes del habla hispana.
¿Vieron ese capítulo de El Ministerio del Tiempo dedicado a Federico? Ver la escena en que, escuchando cantar en 1979 a Camarón, el personaje de Federico afirma: “Tanto tiempo después, España se acuerda de mí. Entonces he ganado yo, no ellos”… Es verla, morir de la emoción, pero resucitar para aplaudir a los guionistas que unen magistralmente la canción El sueño va sobre el tiempo, que usa como letra el poema que se encuentra en la obra: Así que pasen cinco años. Sí, la obra premonitoria como le llaman, de la que hablábamos.
Acá va, por si no lo viste:
El Sueño va sobre el Tiempo flotando como un velero. Nadie puede abrir semillas en el corazón del Sueño. ¡Ay, cómo canta el alba! ¡Cómo canta! ¡Qué témpanos de hielo azul levanta! El Tiempo va sobre el Sueño hundido hasta los cabellos. Ayer y mañana comen oscuras flores de duelo. ¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta! ¡Qué espesura de anémonas levanta! Sobre la misma columna, abrazados Sueño y Tiempo, cruza el gemido del niño, la lengua rota del viejo. ¡Ay cómo canta el alba! ¡Cómo canta! ¡Qué espesura de anémonas levanta!
Y si el Sueño finge muros en la llanura del Tiempo, el Tiempo le hace creer que nace en aquel momento.
¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta! ¡Qué témpanos de hielo azul levanta!
Acá la versión original, en un programa de la Televisión Española de 1979.
Gran acierto reivindicatorio para Camarón, tan condenado por su disco el 79, el que religiosamente oíamos los monaguillos de Lorca, aunque los seriotes nos dijeran que no era nada. Un póstumo homenaje a un trabajo que tardíamente fue reconocido como uno de los grandes aciertos para revitalizar el espíritu del flamenco.
Hoy, que sabemos que la música es neuromodulador importante de la emoción y de la conducta (tanto que se le considera uno de los “salvadores sicológicos” de la pandemia). ¿Qué estaría haciendo Federico con ella? Nunca lo sabremos, porque (mientras no se pruebe lo contrario), todo viaje en el tiempo altera toda la curva de la historia. este mismo ejercicio de viajar por mi memoria, de algún modo, aunque sea imperceptible entra en tu mundo para modificar tu futuro.
Si te han dado ganas de mover el esqueleto, te dejo con el visual para un primer Djset que hice hace un par de años, buscaba material para una adaptación de Yerma, y bueno... el sueño se fue sobre el tiempo como un velero.
Bonus track, por si llegaste hasta aquí:
Así que pasen cinco años. Leerla o descargarla AQUÍ
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