¿Te has sentido frustrado alguna vez al momento de activar tu creatividad? ¿Has sentido una especie de obstrucción, o un callejón sin salida, o un gran blanco que te impide expresar lo que sientes? ¿Crees que la creatividad es privilegio de unos pocos, de unos dotados, cuestión de artistas nada más? ¿Estarías dispuesto a creer por un momento que esos no son más que ideas que has internalizado acerca de tu identidad y que puedes superarla? Esto y mucho más puedes con la Programación Neuro Lingüística hasta lograr algo que resumió en una frase, uno de los hombres más creativos del siglo XX, Walt Disney: "Si puedes soñarlo, puedes hacerlo".
Hace ya 30 años que hice mi primera instrucción en PNL. De ahí hasta obtener mi grado de Licensed Master el 2018 no ha parado el proceso de crear, divertirme y ganarme la vida con ello. Gracias a las poderosas herramientas con las que se trabaja en esta disciplina, he logrado incursionar en distintos aspectos de la creatividad artística (que es la que particularmente me interesa), y en otras áreas de desarrollo profesional, en las que todos debiéramos ser tan o más veces creativos que un profesional del arte.
En estos años me he encontrado con muchos alumnos, clientes, colegas que se encuentran atascados en procesos de vida, o de creación, o incluso asuntos muy personales en que activando un poco la creatividad podrían salir airosos. Pero no. Algo los paraliza. Muchas veces no es más que un oculto sentimiento de inferioridad, el inasible miedo al fracaso, una falsa percepción de sí mismos, una distorsionada visión de las expectativas de los demás y el tan temido miedo al ridículo, por el cual he visto tantas vidas marcadas por la monotonía, la amargura y el pesimismo.
Del mismo modo, he tratado a reconocidos “expertos” en creatividad artística, pero que no han sido capaces de trasladar esa capacidad a otras esferas de su vida, que se mejoraron con solo algunas sesiones aplicando estrategias de PNL.
Debemos reconocer que vivimos en una sociedad de consumo con un sistema de producción que valora productividad rápida, pero rutinaria; especialización erudita, pero desempleada o subcontratada. Un mundo interconectado por prodigios de la creatividad tecnológica y digital, pero que contradictoriamente desacredita la creatividad, la imaginación, lo lúdico, tres elementos profunda y radicalmente humanos.
Muchos reclaman cambios políticos y sociales, pero siguen aferrados a soluciones carentes de novedad. Otros no quieren cambios, creen estar bien, pero viven una vida de pasmosa chatura sobre la base de medicación, terapias, adicciones, endeudamiento y consumo de las producciones de los creadores (cine, música, literatura, diseño, etc.), como si con ello pudieran adquirir algo del profundo poder transformador con que la creatividad dota de sentido de vida.
Pero están quienes no sabiendo que el desarrollo de la creatividad genera modificaciones neuronales en todas las esferas de su vida, de pronto gracias a una buena asesoría, descubren que generando nuevas respuestas en un ámbito, aparecen “mágica o coincidentemente” las soluciones en otras. Como si el cerebro no supiera que al modificar su sistema reticular modifica la percepción de los estímulos del entorno.
De este modo, la activación de la creatividad es uno de los mejores vehículos para iniciar el viaje de autoconocimiento en la única vida que tendremos en medio de los siglos y el espacio infinito, hasta donde sabemos con certeza. Sin embargo, siendo esta una fuerza tan poderosa, pocos la integran como estilo de vida, sin saber que se pone en marcha simplemente cuando decidimos movilizarla, hacemos los ajustes necesarios a nuestra autopercepción y generamos las respuestas más genuinamente originales que cada ser humano puede emitir, por su condición de ser único e irrepetible.
Fácil, elegante y divertido, como lo es la maravillosa experiencia con PNL.
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